Las ondas sonoras llegan al pabellón auricular (1), penetran
en el conducto auditivo externo (2) provocando una vibración de la membrana
timpánica (3). Estas vibraciones son transmitidas a los huesecillos del oído
medio, martillo, yunque y estribo (4), los cuales al percutir sobre los líquidos
de la cóclea, los ponen en movimiento (5). El movimiento del líquido estimula
las terminaciones nerviosas; estas transforman el estímulo en impulsos eléctricos
y lo transmiten al cerebro (6). |
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